Mis errores no me condenan

Reconozco cuando me equivoco o no siempre tengo la razón. Aprendo de mis errores y los superaré a medida que me puedo perdonar y reparar lo que no funciona. Tengo el valor y la humildad para enfrentar mis fallas. Para ser mejor hay que tratar, equivocarse y volver a empezar. FacebookTwitterGoogle+PinterestEmail