Tengo mas de 15 años de divorciada. Mi ex marido me dejó, para ir con su amante. Yo me dediqué en cuerpo y alma a mis 3 hijas y mi hijo varón. Trabajé, las saqué adelante y he hecho todo lo que está en mi entender y posibilidad para que nunca les falte nada. Yo estoy en paz conmigo porque sé que soy una buena mujer y que hice todo lo que pude aun cuando su padre me abandonó y nunca me apoyó económicamente. He tenido un par de novios los cuales mis hijas principalmente me critican y me dicen que son gente simple, sin valor ni dinero que yo estoy perdiendo mi tiempo. Las relaciones que no me han servido las he dejado ir. Pero invariablemente no importa con quien este, mis hijas reprueban y critican a los pobres hombres con los que salgo. Ya no aguanto y no se como decirles que me dejen en paz.
Becky responde
Primero que nada, quiero felicitarte por tu fuerza y determinación durante estos más de 15 años de divorciada. Es admirable cómo te dedicaste por completo a tus hijos y los sacaste adelante, enfrentando todos los desafíos que se presentaron. Tu resiliencia y dedicación son prueba de que eres una mujer fuerte y valiente.
Es natural que tus hijas se preocupen por ti y deseen lo mejor para ti. Sin embargo, es importante recordar que tú eres la dueña de tu vida y tienes el derecho de tomar decisiones para tu propio bienestar y felicidad. Aunque aprecies su preocupación, también es vital que ellas respeten tus elecciones y reconozcan que tienes el derecho de vivir tu vida como desees.
Es fundamental mantener una comunicación abierta y sincera con tus hijas. Expresarles tus sentimientos, explícales que comprendes su preocupación, pero también deja en claro que necesitas que respeten tus decisiones. Puedes hacerles saber que valoras su opinión, pero que al final, tú eres quien debe tomar las decisiones sobre tu vida y tus relaciones.
Recuérdales que el amor y la felicidad son complejos y subjetivos, y lo que puede ser importante para ti en una relación puede diferir de lo que ellas consideran valioso. Es normal que tengan diferentes perspectivas, pero eso no significa que estén en lo correcto sobre tus decisiones personales.
En última instancia, lo más importante es que tú te sientas feliz y satisfecha con tus elecciones. Siempre habrá opiniones externas, pero lo más importante es que te mantengas fiel a ti misma y a tus valores. Confía en tu sabiduría y en tu capacidad para tomar decisiones que te hagan sentir plena y realizada.
Si sientes que la situación se vuelve demasiado abrumadora o conflictiva, considera buscar el apoyo de un profesional, como un terapeuta o consejero familiar, para facilitar una comunicación más efectiva y comprensión mutua.
Recuerda que mereces ser feliz y vivir una vida plena, y eso incluye el derecho de elegir tus relaciones y vivir sin sentirse juzgada por tus seres queridos. Confía en ti misma y sigue adelante con la convicción de que mereces lo mejor en tu vida.
Para crear una comunicación sana y efectiva con tus hijas adultas, es importante cultivar un ambiente de respeto, empatía y apertura.
Aquí tienes algunas sugerencias para lograrlo:
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Escucha activamente: Presta atención genuina cuando tus hijas hablen contigo. Escuchar con interés y sin interrumpir les permitirá sentirse valoradas y comprendidas.
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Valida sus sentimientos: Acepta y valida las emociones de tus hijas, incluso si no estás de acuerdo con sus opiniones. Es fundamental que se sientan seguras para expresar sus pensamientos y emociones sin temor a ser juzgadas.
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Practica la empatía: Trata de ponerte en su lugar y comprender sus perspectivas y experiencias. La empatía fortalece los lazos y promueve la conexión emocional.
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Evita el juicio: Evita juzgar o criticar sus elecciones y decisiones. En cambio, ofrece apoyo y consejos constructivos si te los piden.
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Comunica tus propios sentimientos: Expresa tus emociones de manera abierta y honesta, sin culpar o atacar. Compartir tus pensamientos les permite conocerte mejor y fortalece la confianza mutua.
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Fomenta el respeto mutuo: Establece límites claros y respeta los límites de tus hijas también. La reciprocidad en el respeto es esencial para una comunicación sana.
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Mantén la calma en momentos de conflicto: Si surge una discusión o conflicto, trata de mantener la calma y evitar reaccionar impulsivamente. Tomarse un tiempo para reflexionar antes de responder puede ayudar a evitar malentendidos y tensiones.
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Celebra sus logros y apoyarlas en sus desafíos: Reconoce sus éxitos y ofrece tu apoyo cuando enfrenten dificultades. Saber que cuentan contigo en todas las circunstancias refuerza el vínculo entre madre e hijas.
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Establece momentos de calidad juntas: Busca momentos para compartir actividades o intereses comunes. Pasar tiempo juntas fortalece los lazos familiares y crea recuerdos significativos.
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Acepta la evolución de la relación: Reconoce que la relación madre-hija evoluciona a medida que ambas crecen y maduran. Acepta estos cambios y adapta la forma en que se comunican para mantener una conexión sólida.
Recuerda que la comunicación efectiva es un proceso continuo que requiere paciencia, comprensión y respeto mutuo. Al mantener una comunicación abierta y honesta, podrás fortalecer el vínculo con tus hijas adultas y mantener una relación significativa a lo largo del tiempo.
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