Por alguna razón cada vez que ayudo o le hago un favor a alguien de mi familia o de mis amigos me siento muy incomoda que me agradezcan lo que hago. Para mi es un gusto y lo hago porque puedo,  porque me gusta, así que siempre les contesto con frases como: “No fue nada” “No es un problema” “Ni te preocupes”  etc… sin querer siento que me incomoda tanto que me agradezcan que prefiero hacer como si no es importante lo que hice por ellos.

Respuesta

Cuando se hace un favor, generalmente se hace por gusto y sin esperar nada a cambio. Si uno realizara favores esperando una recompensa o gratificación, dejarían de ser favores y se convertirían en transacciones o deudas personales.

Sin embargo, aunque los favores no se cobran, sí se agradecen. Recibir la gratitud de otros es beneficioso para ambas partes. Actuar de manera desinteresada y aceptar con gusto los agradecimientos mejora la autoestima y hace la vida más placentera.

Saber recibir agradecimientos y reconocer que uno hace cosas buenas por los demás es fundamental para el bienestar. Puede ser incómodo no saber qué decir o cómo recibir halagos, pero aceptar con humildad y gratitud es suficiente para que la buena energía de la acción perdure.

Respuestas simples como “Fue un gusto poder ayudarte,” “Me alegra ser útil,” o “Me gustó poder servirte” son adecuadas. Reconocer y valorar los actos de bondad, sin culpa ni vergüenza, y sin utilizarlos como moneda para futuros favores, es importante. Estos pequeños actos de reconocimiento fortalecen la energía positiva y crean un entorno de gratitud y aprecio mutuo.

Tabla que muestra como se puede decir al agradecer:

Estas alternativas permiten aceptar el agradecimiento de manera positiva y humilde, reconociendo el valor del favor realizado y fomentando un entorno de gratitud y aprecio mutuo.