Nunca he tenido el valor de platicarle a nadie que todos mis recuerdos de mi preparatoria son muy tristes. Sentía que nadie me quería y que fui rechazada por todos. Por esa razón he vivido con miedo y sin la posibilidad de tener nuevos amigos. Aprendí que no puedo confiar y que las personas no son tan leales como yo quisiera. Pensar en esa época me hace sentir mal a pesar de que ha pasado mucho tiempo. Hoy trato de no pensar en eso pero igual, no me siento cómoda en grupos grandes ni tengo muchos amigos.
Respuesta
Uno se convierte en la historia que repite constantemente. Si recuerdas tu época de high school como la peor de tu vida y te enfocas en todas las personas y situaciones que te lastimaron, es probable que te sientas atrapada en esos recuerdos dolorosos y en un sentimiento de rechazo constante. Este tipo de pensamiento, con el tiempo, se convierte en una carga pesada que afecta tu bienestar emocional y las nuevas relaciones que intentas formar. Puede hacer que te cueste trabajo socializar, y te lleve a vivir con resentimiento y dolor.
Estoy segura de que también viviste algunos momentos agradables y tuviste buenas experiencias durante esa etapa. Sin embargo, cuando uno se enfoca únicamente en lo negativo, deja poco espacio en la mente para recordar o apreciar las cosas buenas que también ocurrieron.
La mente humana está diseñada para la supervivencia, por lo que naturalmente presta más atención al peligro, al dolor y a las situaciones inciertas. Pero la realidad es que ya no estás en ese momento de tu vida. Seguramente, hoy en día tienes una carrera, un trabajo, y has logrado cosas valiosas. Sin embargo, si sigues atrapada en esos recuerdos dolorosos, permites que te roben energía creativa y te impidan desarrollar tu verdadero potencial para tener una vida plena.
Para tener éxito y vivir con plenitud, es fundamental despejar el miedo y la sensación de estar en constante peligro. Es importante dejar de sobrevivir únicamente para luchar contra la corriente, y en cambio, despojarse de las creencias limitantes que solo te atan al pasado. Es esencial que aprendas a soltar el resentimiento y dar espacio para que entren nuevas experiencias más positivas.
Los adolescentes pueden ser crueles, insensatos y muy críticos, pero recuerda que ya has superado esa etapa de tu vida. No te limites a pensar solo en lo malo; busca en tu repertorio de memorias aquellos momentos buenos, amistades genuinas o actos nobles que también ocurrieron. Libérate de lo que te quita la paz y la energía positiva, y descubre que tú tienes el poder de transformar esos malos recuerdos en memorias pasajeras que ya no te lastiman.
Sugerencias para soltar los malos recuerdos:
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Practica la gratitud diaria: Dedica unos minutos cada día a recordar cosas buenas que te han pasado, no solo del pasado, sino también en el presente.
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Escribe una carta de liberación: Redacta una carta a las personas o situaciones que te hicieron daño en la high school y expresa cómo te sientes. Luego, quema la carta o rómpela como un acto simbólico de dejar ir.
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Reenfoca tus recuerdos: Cada vez que un recuerdo doloroso del pasado surja, intenta reemplazarlo con uno positivo. Haz un esfuerzo consciente por recordar momentos en los que te sentiste bien o lograste algo.
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Practica el perdón (para ti misma y los demás): El perdón no significa justificar lo que pasó, sino liberarte del peso emocional que llevas.
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Busca apoyo profesional: A veces, hablar con un terapeuta puede ayudar a procesar esos recuerdos dolorosos y encontrar formas más efectivas de manejarlos.
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Rodéate de personas positivas: Conecta con personas que te apoyen y te animen a ver la vida con una perspectiva más positiva.
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