Tengo 25 años, terminé la universidad y a pesar de que me costó trabajo conseguir trabajo ahora tengo uno que me gusta aunque no fue lo que yo estudié. Me cuesta mucho trabajo estar contenta conmigo ya que siempre siento que no hago ni tengo lo que otras personas a mi edad tienen. Siento que me falta mucho por hacer y que mis amigos tienen mejores oportunidades que yo.

Respuesta

Las comparaciones suelen ser trampas que nos hacen sentir menos, destacando todo lo que creemos que nos falta y que parece abundar en los demás. Por eso, compararse es la receta perfecta para sentirnos mal con nosotros mismos. Es importante ser consciente de esto y actuar en consecuencia.

Antes de compararte con los demás, te sugiero que tomes un momento para reflexionar sobre tu propia historia. Valora cada uno de tus logros, por pequeños que te parezcan, y piensa en las áreas donde podrías seguir creciendo. Recuerda que cada persona tiene su propio recorrido, y lo que ves en los demás es solo una parte de su realidad. No sabes cuántos sacrificios, cuánto esfuerzo o cuántos retos han tenido que superar para llegar a donde están. En lugar de envidiar sus logros, aprovecha esa energía para aprender de ellos y enfocar esa inspiración en tu propio crecimiento.

Es natural que todos, en algún momento, nos comparemos con los demás, especialmente cuando sentimos inseguridad sobre nuestras propias capacidades o cuando queremos superarnos. Si puedes usar las comparaciones como una referencia positiva, como una fuente de motivación para crecer y mejorar, eso es maravilloso. Sin embargo, si estas comparaciones te hacen sentir que no eres suficiente o te sumergen en la negatividad, es tiempo de cambiar tu enfoque.

Te propongo algunos pasos para empezar a hacerlo:

1. Cambia tu diálogo interno: Observa cómo te hablas a ti misma. Si notas pensamientos críticos o desalentadores, cámbialos por afirmaciones más amables y constructivas. Por ejemplo, en lugar de pensar: “Ella es mejor que yo”, podrías decir: “Estoy orgullosa de mis logros y seguiré creciendo a mi propio ritmo”.

2. Establece metas personales y alcanzables: Enfócate en lo que tú puedes lograr, no en lo que otros hacen. Define objetivos que sean importantes para ti y trabaja en ellos paso a paso. Celebra cada pequeño avance que consigas.

3. Practica la gratitud y la autocompasión: Haz un esfuerzo consciente por apreciar lo que ya tienes y quién eres hoy. La gratitud por tus propias fortalezas y habilidades te ayudará a dejar de ver lo que falta y a reconocer lo que ya es valioso en tu vida.

Recuerda que el valor de una persona no se mide por comparaciones externas. Tu autenticidad, tu esfuerzo y tu capacidad de aprender y crecer son lo que realmente importa. Eres única, y nadie más puede ser tú.