Mi hermana cuida a mi madre desde que se murió mi papá ya que viven muy cerca y ella se ha quedado responsable de la administración de los bienes de la familia yo vivo en otro país y no tengo el acceso tan fácil que ella tiene a mi madre y la vida que ellos tienen.. Ella es muy eficiente y muy dominante. No comunica todos los planes que tienen y cuando lo hace lo dice parcial y solo la parte que le conviene. Mi madre se molesta conmigo porque yo no la busco, la cuido o la llamo. De fuera se escucha como si yo fuera un mal hombre y un mal hermano pero la verdad es un poco distinta ya que que mi hermana no avisa nada ni me comunica nada ella le gusta ser la protagonista y cree que yo debería de saber que pasa, de hecho comenta que es mi responsabilidad preguntar y acercarse. Pero cuando le hablo a mi mama no me contesta la llamada, y si lo hace es brutalmente grosera y muy cortante así que aunque quiera hablar con ella no hay forma. Varias veces intente hablar con mi hermana pero ella además de que no escucha mis razones siempre tiene su historia que justifica sus acciones que son discriminatorias, y solo ella puede quedar como la santa o como la víctima. No solo vivo triste porque no tengo con quien hablar se que mi madre me odia y esta enojada conmigo porque siente que yo no la cuido. Me siento imposibilitado, aislado e impotente ante una situación tan dolorosa.
Respuesta
Esta situación que describes es sin duda muy dolorosa y frustrante, ya que parece que hay varios factores en juego que te hacen sentir aislado, incomprendido y emocionalmente distanciado de tu madre y hermana.
“A veces, no puedes cambiar las acciones de los demás, pero sí puedes cambiar la manera en que enfrentas las situaciones. El amor y la comprensión que ofrezcas, incluso cuando no sea correspondido de inmediato, te ayudará a sanar.”
Aquí te ofrezco algunas reflexiones y sugerencias, con el fin de encontrar un camino que te permita aliviar parte de esa impotencia y tristeza.
1. Reconoce tus sentimientos y tu realidad
Es importante que te permitas validar lo que sientes. La distancia física, emocional y la falta de comunicación adecuada generan confusión y frustración. Es normal sentirte excluido y herido cuando no se te informa de lo que ocurre o cuando tu madre no te responde como esperas. No te castigues por lo que no puedes controlar.
2. La situación con tu hermana
Parece que la dinámica con tu hermana es compleja. Al estar más cerca físicamente de tu madre, ha asumido un rol central en su cuidado y administración, lo que, aunque valioso, puede haber creado una barrera en la comunicación entre ustedes dos. La falta de información y el dominio que mencionas generan un desequilibrio. Sin embargo, algo que puede ayudarte a aliviar la tensión es intentar abordar este tema desde una postura diferente.
En lugar de confrontarla, trata de abrir un diálogo más conciliador. Puedes expresarle que reconoces todo el esfuerzo que está haciendo, pero que también necesitas estar informado y ser parte de las decisiones, no solo por responsabilidad, sino por el deseo de mantener la conexión con tu madre. Aquí algunos puntos que pueden ayudarte a abordarlo:
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Expresa tu agradecimiento por su esfuerzo: A veces, reconocer el esfuerzo del otro, aunque sea en medio del conflicto, puede abrir puertas.
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Hazle ver que la información que compartes es clave para tu bienestar: Si ella entiende que no tener información te está alejando, podría estar más dispuesta a colaborar.
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Pide comunicación clara y directa: No dejes esta petición al aire. Sé específico y directo, pero con respeto.
3. Relación con tu madre
La relación con tu madre parece ser uno de los aspectos más dolorosos, ya que te sientes incomprendido y rechazado. Aquí, la clave está en entender la perspectiva de tu madre. Es posible que ella esté pasando por sus propios sentimientos de soledad o malestar tras la muerte de tu padre, y su respuesta hacia ti sea un reflejo de su dolor. Es común que los padres, al no sentir suficiente atención, se sientan heridos y reaccionen con hostilidad.
Para intentar sanar esta brecha:
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Hazle saber que te importa: A veces, aunque parezca difícil, puedes intentar escribirle una carta o mensaje, donde expreses tu deseo de tener una relación más cercana y sincera. No te centres en lo que te ha hecho sentir mal, sino en tu deseo de conectar con ella y de que te entienda.
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Sé persistente sin ser invasivo: Si sientes que tu madre está cerrada en este momento, intenta pequeñas acciones que le recuerden que estás ahí, aunque sea a la distancia. Un mensaje o una llamada ocasional sin esperar mucho puede eventualmente abrir el camino.
4. Maneja tus expectativas
Es importante que reconozcas que, a veces, aunque deseemos cambios en los demás, no siempre están dispuestos a hacerlo de inmediato. Lo único que puedes controlar son tus propias acciones y emociones. Aunque el panorama actual parece adverso, busca maneras de mantenerte emocionalmente estable, sin depender únicamente de la respuesta de tu madre o hermana.
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Busca apoyo en otras relaciones o en un entorno terapéutico: Puede ser muy útil contar con alguien externo, como un terapeuta o consejero, que te ayude a lidiar con estos sentimientos de aislamiento e impotencia. No cargues con todo tú solo.
5. Sé proactivo, pero paciente
Toma pequeñas iniciativas, ya sea en la comunicación con tu madre o hermana, y sigue intentando. A veces, la solución no llegará de inmediato, pero estar presente y mantener el diálogo abierto, aunque sea desde tu lado, puede cambiar el curso de las relaciones.
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