Tengo 6 años con mi pareja y en general nos acompañamos bonito, nos gusta viajar y divertirnos juntos, podría decir que hay cosas muy buenas entre ambos, sin embargo hay cuestiones en la intimidad, la falta de conexión y algunos temas que se repiten continuamente que nos han impedido formalizar o hacer que la relación se sienta sólida. La verdad estoy cansada siento que he tratado terapias, clases, pláticas etc. aunque si me acompaña y trabaja en algunos de los puntos que crean tensión y ansiedad, hay algunos temas muy profundos que no cambian. No me siento querida, no siento que él me ve en mis momentos vulnerables y no creo que él entienda lo que él me ha ocasionado. Entiendo que hay cosas lindas pero no como pareja íntima más bien como amigos. ¿Será mejor dejar la relación o tratar de resolver las diferencias?
Respuesta
Es muy complicado sugerirle a alguien, incluso a una persona cercana, si debe continuar o dejar una relación. Cada uno sabe cuánto puede resistir y hasta qué punto puede luchar. Sin embargo, hay algunos aspectos importantes a considerar. Si ya llevas 6 años en la relación y no se ha consolidado como una relación formal y seria, puede que haya llegado a su límite. Esto podría deberse a que la relación se ha estancado o a que hay temas fundamentales que no van a resolverse ni cambiar.
Quizá ha llegado el momento de que decidas si prefieres quedarte con una buena relación de amistad y compañerismo o si realmente deseas una relación de pareja más íntima y con un compromiso sólido. Esta es una conversación que debes tener con tu pareja de manera honesta, para aclarar las expectativas mutuas y evitar resentimientos futuros.
Por otro lado, si ya han intentado todo tipo de terapias y diálogos, y aún no sientes que exista la posibilidad de un cambio profundo, tal vez es hora de preguntarte si quieres continuar con una relación que probablemente no ofrecerá más de lo que ya ha mostrado. Tomar decisiones y reconocer que lo que esperas no coincide con lo que realmente deseas es fundamental. Aceptar que quizás es el momento de ver la situación desde otro ángulo, no como un fracaso, sino como un acto de amor propio y crecimiento personal, puede ser clave. A veces, las relaciones cumplen su propósito, y es necesario seguir caminos separados para continuar evolucionando.
En resumen, escucha tu intuición y sé honesta contigo misma. Si todavía sientes un deseo auténtico de seguir intentando, hazlo desde un lugar de claridad y comunicación abierta. Pero si percibes que has llegado a un punto en el que te mantienes más por costumbre que por amor, tal vez sea momento de considerar una nueva etapa en tu vida, confiando en que el amor hacia ti misma es la clave para tomar cualquier decisión que venga.
Tres ideas para repensar su relación:
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Clarificar expectativas reales: Es importante sentarse con la pareja y definir cuáles son las expectativas mutuas de la relación. A veces, las diferencias no residen en los sentimientos, sino en la falta de entendimiento sobre lo que cada uno espera. Pregúntate si ambos desean lo mismo a largo plazo y si esos deseos son compatibles.
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Evalúa el valor emocional de la relación: Haz un balance honesto de lo que esta relación te ofrece emocionalmente. ¿Te sientes valorada y comprendida en tus momentos de vulnerabilidad? Si la respuesta es no, reflexiona sobre si estar en esta relación realmente contribuye a tu bienestar o si es más un hábito que un apoyo genuino.
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¿Crecer juntos o por separado?: Considera si la relación tiene espacio para seguir evolucionando o si ambos han crecido en direcciones diferentes. A veces, las relaciones llegan a su fin no porque hayan fallado, sino porque los caminos de ambos ya no convergen. Pregúntate si estar juntos fomenta tu crecimiento personal o lo limita.
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