¿Has dejado de hacer algo, pero tienes una buena razón por no haberlo hecho?
Hacemos o dejamos de hacer cosas que hacemos por las convicciones que los pensamientos imponen. Todo lo que se hace o no… se inicia con una simple elección y con un compromiso.
Desde luego no todos los compromisos son de vida o muerte y algunos son menos trascendentes que otros, pero al final del día, todos marcan la calidad de vida que cada quien desea tener. Hay acuerdos que pareciera son tan insignificantes, que no importaría si no se cumpliesen, ya que casi nadie los puede notar. Sin embargo, su incumplimiento, desencadena implicaciones con consecuencias mayores.
El cumplir o no cumplir es una decisión que puede traer una prosperidad, cambiar la suerte y mejorar la vida o convertirse en una condenación, la cual arruina o complica todo lo que rodea.
Sea como fuera, el no hacer, no decir o no llegar donde uno se había comprometido, nunca deja nada bueno. No importa cual valiosa explicación se tenga. La falta no justifica, ni perdona la realidad: no se cumplió el compromiso o se hizo algo que lastimo a un tercero.
¿Qué evitaste? ¿Qué fue lo que te impidió cumplir? ¿Por qué no hablaste, o llegaste?
Las excusas sirven como licencia vencida que justifican racionalmente los pensamientos irracionales que solo sabotean el éxito personal en cualquier nivel que estos suceda. En ocasiones las excusas pueden ser tan sofisticadas que parecieran ser legítimas las razones que justifica el dejar de actuar y no cumplir.
En realidad las excusas son pretextos que impiden el desarrollo personal y lastiman las relaciones. Las justificaciones minimizan la responsabilidad y perpetúan el miedo al fracaso, al rechazo y sobre todo son la causa más importante para limitar el éxito y la salud mental.
A pesar de que las excusas, pueden en un principio diluir la incomodidad y disfrazar el miedo, estas finalmente, terminan creando sentimientos de culpabilidad y bajan la autoestima. Así, entonces se crean problemas mayores de los que se tenía inicialmente.
Los pretextos no son sanos, terminan asfixiando o adormeciendo a la persona que los utiliza con frecuencia y sin darse cuenta, de pretexto en pretexto, uno se desconecta de la realidad, sostiene el mundo de las mentiras y se roba la posibilidad de tener mejores oportunidades. Las excusas, se utilizan en todas situaciones, algunas paralizan la toma de decisiones para progresar en el trabajo, otras, evitan la confrontación en cuanto a problemas íntimos, familiares o con amistades y otros, terminan lastimando a la propia persona.
La verdad es que es una gran pérdida dejar de cumplir, y exponer un pretexto, por más valido que este sea. No existe una excusa suficientemente válida para dejar de quedar bien. La falta afecta a todos, especialmente a la persona incumplida. Todo esto es un precio demasiado alto, solo por anteponer pretextos, nutrir las excusas y sabotear la posibilidad cumplir y sentirse satisfecho con uno mismo.
La receta
NO a las excusas
Ingredientes
- 2 tazas de responsabilidad – reconocer que hay un compromiso y una obligación personal
- 1 manojo de valor – fortaleza para tomar acciones difíciles u incomodas
- 1 pieza de iniciativa – determinación y decisión para actuar
- 2 vainas de buena disposición – ver los aspectos positivos, visualizar el beneficio
- 1 pizca de confianza – reconocer que si es posible cumplir con el compromiso
Recomendación del chef
El único miedo que debes de tener es; al no cumplir lo que te has comprometido hacer, ya que esto tendrá consecuencias más complicadas de lo que te esperabas.
Como dejar de poner excusas:
- Si te comprometes cumple, es más fácil que buscar mil explicaciones. Las personas que tratan de evitar el dolor, también evitan las satisfacciones y los placeres que trae el éxito cuando se hace lo que se necesita.
- Enfócate en lo positivo de la situación. Visualiza las ganancias, ubica en un contexto concreto las posibilidades y busca las formas efectivas para conseguir tus objetivos ya sean personales o para ayudar a otra persona.
- Usa tu poder para sobreponerte a las excusas que te has creado. La satisfacción que surge cuando se conquista la desidia y los miedos para actuar, es mucho más confortante que la angustia y la culpabilidad de no cumplir.
El cumplir tus compromisos, te hace una persona valiosa, comprometida y segura de ti.
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