Soy una mujer divorciada y mi ex marido no me mantiene. Yo tuve que buscar un trabajo para poderme mantener así que abrí una guardería en mi casa y la verdad me va muy bien. Vivo tranquila, trabajó mucho y hasta pagó muchos de los gastos de mis hijas. Ellas ya están en la universidad y no viven conmigo pero cuando vienen de visita están enojadas, se deprimen y me castigan porque dicen que su casa ya no es casa, que solo pueden estar en su cuarto. No me ayudan cuando vienen, no quieren comer en casa y cuando lo hacen dejan sus platos sucios fuera de su recamara como si tenemos servicio de hotel.
Me siento super culpable después de sus gritos y sus recriminaciones. Estuve pensando hasta en cerrar la guardería. Pero la verdad es mi trabajo y mi patrimonio. ¿Cómo pudiera hacerles entender que no puedo dejar mi trabajo y que al mismo tiempo las quiero y sufro mucho por su enojo?
Becky responde
Comprendo que estás pasando por una situación difícil con tus hijas y aprecio que busques un punto de vista profesional para abordar esta situación sin juzgar a nadie. Es natural que te sientas culpable después de los gritos y recriminaciones de tus hijas, pero es importante recordar que tu trabajo y tu patrimonio son vitales para tu bienestar y el de tus hijas.
La vida no siempre resulta como deseamos. Lamentablemente, debemos hacer frente a las circunstancias que se nos presentan y hacer lo mejor con lo que tenemos. En tu caso, veo que has logrado superarse y encontrar una manera de salir adelante sin depender económicamente de tu ex marido. Eso es digno de reconocimiento. ¡Te felicito por ello!
Aunque comprendo el enojo que tus hijas expresan, creo que su malestar puede tener raíces más profundas. Es posible que sientan que debido a tu trabajo, no les dedicas la misma atención.
Quizás experimenten celos al verte pasar tiempo con los niños pequeños de tu guardería, lo cual les genera sentimientos encontrados, ya que desearían ser esos pequeñitos adorables, sin preocupaciones y recibir la atención de su madre…
Aquí hay algunas sugerencias sobre cómo podrías abordar esta situación y ayudar a tus hijas a entender tu perspectiva:
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Intenta tener una conversación franca y calmada con tus hijas. Explica tus razones y desafíos para mantener la guardería y cómo esto contribuye al sustento de la familia. Hazles saber que las quieres y que tu trabajo no afecta tu amor por ellas.
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Expresa tus sentimientos hacia tus hijas de manera sincera y amorosa. Diles cómo te afecta su enojo y que te duele verlas deprimidas. Comunicar tus emociones puede ayudar a generar empatía y comprensión mutua.
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Invitalas a que se pongan en tu lugar y comprendan tus responsabilidades. Pídeles que imaginen cómo sería si fueras incapaz de mantener la casa y cubrir los gastos necesarios para su bienestar. Esto puede ayudarles a comprender mejor tu situación.
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Establece límites y expectativas claras: Hazles saber que aunque tienes responsabilidades laborales, eso no significa que no te importe pasar tiempo con ellas. Establece horarios o momentos específicos en los que puedas dedicarles atención y crear un ambiente familiar más cálido y acogedor.
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Fomenta la colaboración: Invítalas a participar activamente en las tareas del hogar cuando estén de visita. Pídeles que te ayuden con las tareas domésticas y el cuidado de la casa.
Recuerda que no puedes controlar completamente las reacciones y emociones de tus hijas, pero puedes hacer todo lo posible para comunicarles tu amor y tu situación de manera clara y compasiva. Mantén un enfoque claro no hables con reproches, culpas ni las hagas sentir mal, sus sentimientos son válidos y es mejor que lo expresen a que se queden calladas.
Es muy importante que les demuestres empatía y amor incondicional, recuerda que por más grandes e independientes que son, también te quieren, te necesitan y no saben cómo expresar sus problemas.
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