Entre más se tiene, más fácil es la vida…, más infeliz es la gente. La paradoja más incoherente y común de los tiempos modernos.
El sufrimiento, los problemas y las carencias hacen que las personas busquen ayuda. Cuando hay dificultades, desastres naturales, atentados etc… surge un sentir que facilita el apoyo y la solidaridad. Se genera un sentimiento de empatía que brinda ánimo y aliento. Curioso la necesidad une a las personas, invita a buscar la fe y hace que las personas sean más sensibles y agradecidas.
Por el contrario, cuando las personas viven en abundancia, comodidades, mejores servicios, y tienen tranquilidad, les sobra el tiempo o simplemente les es más fácil la vida, por tener todo a su alcance, entonces inexplicablemente, tienden a pensar que merecen más, insisten que todo lo que tienen no es suficiente y en lugar de agradecer y compartir, se tornan en seres envidiosos e insaciables.
El énfasis y la angustia en la vida de las personas, se enfoca en pensar solamente en ellos mismos. “Estoy triste, estoy deprimido, estoy solo…” a pesar de que la vida parece ser relativamente más fácil, las personas se aíslan y se auto compadecen o se sienten victimas por no tener lo que creen merecer y además, nada les es suficiente, por lo tanto generan un vacío existencial difícil de llenar.
Las palabras necesito, Yo quiero, yo tengo, yo ocupo, asi como me falta, me gustaría, porque a mí no me toca, etc… se encuentran impregnadas en el alma y los pensamientos de cada persona. La percepción de la vida se enfoca en los intereses marcadas en primera persona. Yo, y siempre yo.
Por más absurdo que suene, el tener abundancia, tranquilidad, comodidades crea un reto mucho mayor para poder ser feliz que el hecho de vivir en problemas, persecuciones o desastres naturales.
Una persona feliz, tiene una sonrisa en la cara, es agradecida y sabe ser generosa. La felicidad, trae gozo y busca una manera de ser compartida. O sea, la persona verdaderamente feliz, comparte sus éxitos, celebra sus logros y ayuda a las personas que necesitan. Una actitud totalmente contraria al centrarse en lo que uno tiene, uno necesita y el cómo puede obtener lo que cree le hace falta
La realidad es que sólo cuando uno aprende a compartir, se da cuenta lo afortunado que es. Por lo que queda claro que la fuente más grande de la felicidad se inicia con la gratitud, el compartir y poder pensar en los demás antes que pensar en uno mismo.
La paradoja se aclara cuando uno reconoce lo fácil que es pedir ayuda y ser humilde cuando se sufre, pero lo difícil que es ser modesto, sensible y dadivoso cuando uno está feliz y cree que él es la fuente de su riqueza.
Por esta razón, entre más centrado uno se encuentra en si mismo… tristemente es más infeliz, sin importar cuanto tenga y lo afortunado que pueda ser.
La receta
Para ser Feliz
Ingredientes:
- Gratitud – agradecimiento sincero por todo lo que se tiene
- Satisfacción – apreciar y reconocer que lo que se tiene es suficiente y
- Generosidad – aprender a compartir de corazon y con abundancia
- Actitud positiva – enfocar la atención en las cosas buenas y constructivas
- Elección – decisión personal para querer ser feliz
Afirmación Positiva para poder ser feliz
Soy una persona afortunada porque puedo compartir lo que tengo con la gente que quiero. Reconozco que la felicidad es un estado que invita a dar y a disfrutar con los demás. Soy feliz cuando la gente que me rodea se puede beneficiar de mis bendiciones. Siento una inmensa felicidad cuando puedo compartir mis celebraciones. Estar feliz me ayuda a incluir al mundo. Nunca me siento solo cuando tengo con quien disfrutar.
¿Qué es y cómo atraer a la felicidad?
Reconocer y apreciar lo que se tiene atrae a la felicidad. Una persona feliz, vive contenta, tranquila y plena ya que ve y valora todo lo que tiene sin desear lo que le falta.
La felicidad es un derecho y una obligación de todas las personas vivas. La vida es el regalo más preciado que se tiene; estar vivos ya es una razón suficiente para poder agradecer.
Cada quien tiene lo que necesita para ser feliz. La felicidad es una decisión y una elección personal irrevocable que cuando se comparte crece y se siente con mayor intensidad.
La felicidad no se mide por la cantidad de las posiciones, ni por el dinero uno tiene o como lo gasta.
La felicidad siente cuando se comparte y agradece con la gente que se quiere.
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Guadaluoe Sanchez
Todo muy cierto con una Actitud de Gratitud.