Cuando nos sumergimos en las razones desde la perspectiva del otro, nos encontramos con un relato completamente distinto.
Becky Krinsky – Life Coach, fundadora de recetasparalavida.com
Se dice que en toda historia existen tres verdades: la propia, la del otro y la realidad sin interpretaciones. Esto no implica que la versión y la percepción personal no sean válidas, ni que lo que ve o siente la otra persona carezca de realidad. Simplemente, todas las percepciones son parciales y dependen de la óptica desde la cual se observen los acontecimientos.
Es fácil caer en afirmaciones como “él no me entiende”, “ella fue insensible”, o “esa persona siempre se enoja y no me comprende”. Uno se enreda en su propia narrativa, volviéndose casi insensible a la posibilidad de entender otra versión.
Desde nuestra perspectiva, podemos entender y explicar la versión de nuestra historia, convencidos de que es legítima y real. Además, es posible que creamos que las demás personas se están comportando de manera incorrecta, ilógica o carecen de la sensibilidad necesaria para entender el problema adecuadamente.
Sin embargo, queda claro que depende del lado desde el cual observamos la historia, la perspectiva que tengamos. Y es difícil poder ver conscientemente el otro punto de vista sin sentir incomodidad, enojo o frustración.
Ver el otro punto de vista puede ser complicado porque hay creencias y sentimientos arraigados desde edades tempranas que nos llevan a procesar la información selectivamente, dando más peso a la información que confirma nuestras creencias preexistentes.
También puede suceder que falte empatía, ya sea porque desconocemos ese sentir, nunca estuvimos expuestos a situaciones similares o simplemente porque emocionalmente no nos hemos conectado con la otra persona o con la cuestión en juego.
El miedo desempeña un papel determinante en diversas áreas que dificultan de ver el otro punto de vista, por ejemplo:
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Miedo a cambiar de opinión:
La firmeza en las ideas y creencias rígidas puede ser percibida como una amenaza a la identidad y estabilidad emocional, generando resistencia al cambio.
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Miedo a la presión social:
La pertenencia a un grupo y el temor a ser criticado o excluido pueden influir en la resistencia a aceptar opiniones divergentes.
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Miedo a desproteger el ego:
La necesidad de resguardar el ego para evitar fracturas puede obstaculizar la comprensión de que el otro punto de vista es válido y, en ocasiones, esencial.
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Miedo a no conocer la realidad:
La limitación en el acceso a información completa o imparcial dificulta la comprensión plena de otras perspectivas, dando lugar a luchas de poder.
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Miedo a romper la rigidez mental:
La búsqueda selectiva de información para respaldar nuestras creencias puede obstaculizar la visión más allá de lo que nos genera incertidumbre, por el temor a explorar nuevas opciones.
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Miedo a perder las costumbres:
Las herencias culturales, historias familiares arraigadas y tradiciones hacen difícil explicar lógicamente entendimientos emocionales arraigados.
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Miedo a no tener la razón y buscar confirmación:
La tendencia a dar más importancia a información que confirma nuestras creencias puede llevar a ignorar perspectivas opuestas.
En realidad, el otro punto de vista es tan valioso como el propio, aprender a escuchar a los demás ayuda a vivir con mayor claridad, paz y sensibilidad.
La receta
Entender el otro punto de vista
Ingredientes:
- Valor – fortaleza para poder escuchar y exponerse a otras realidades.
- Serenidad- calma y control personal para entender sin imponerse o pelear.
- Apertura- flexibilidad para poder ver la perspectiva de los demás con interés.
- Sensibilidad y empatía – poder ponerse en los zapatos de otro y sentir su dolor.
- Buena disposición – actitud positiva con el compromiso personal de querer entender.
Declaración personal para comprender el punto de vista de los demás:
Reconozco plenamente el valor de mi perspectiva y, al mismo tiempo, puedo aceptar que las opiniones de los demás también son valiosas. Me siento seguro en mi capacidad para escuchar lo que otros tienen que decir sin sentirme amenazado, irritado o herido. Respeto profundamente que todas las opiniones tengan validez y entiendo que cada ángulo contribuye a una visión más completa de la vida. Mi sensibilidad me impulsa a comprender a las personas que me rodean, con el objetivo de mejorar la comunicación y la comprensión mutua. En el momento en que escucho sin objeción, verdaderamente comprendo. Al entender, puedo dejar de luchar, y puedo cruzar el puente de la comunicación y forjar lazos más sólidos.
Como poder escuchar sin pelar ni estresarme:
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Escuchar sin intención de tener razón: prestar completa atención a la persona que habla sin interrumpir y tratar de comprender su mensaje antes de formular una respuesta.
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La empatía es necesaria para poder comunicarse:Intenta ponerte en el lugar de la otra persona para comprender sus emociones y perspectivas. La empatía no implica.
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Entender al otro mejora la calidad de vida propia, de los otros y hace un mundo mejor. Para construir sociedades más armoniosas, era fundamental cultivar la habilidad de comprender y respetar las perspectivas de quienes piensan de manera diferente.
“Comprender los distintos puntos de vista es la esencia que enriquece la vida y regala un tono de versatilidad y empatía al mundo.”.*Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2024 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados
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