La respuesta es un poco complicada ya que uno de los medidores preferidos del éxito en estos tiempos actuales es el dinero y los bienes materiales. Sin embargo, el éxito, el triunfo o la victoria son mucho más que la medida que da el dinero.
El éxito real surge cuando la satisfacción personal de poder hacer lo que uno sabe y le gusta, le da la oportunidad de obtener resultados efectivos y su misión de vida se complementa con las acciones diarias que hace. Este éxito crea un sentimiento de plenitud, aprecio y tranquilidad. Tristemente el querer compensar solamente el dinero con el triunfo, en algunos casos, solo logra diluirlo, nublarlo y hasta confundirlo. El éxito es más allá que una medida que pone precio a lo que se realiza.
Una persona puede ser muy exitosa en lo que hace y sin embargo, su logro, no es un factor suficiente para que gane el dinero que compense su esfuerzo o su nivel de vida en ese momento que espera. Entonces surge la duda, ¿Qué estoy haciendo? ¿Valdrá la pena lo que hago? ¿Mi esfuerzo no tiene valor?
En un mundo materialista uno de símbolos más claros para reconocer cuando una persona es exitosa, es sin duda puede ser el dinero. Después de todo, este es un gratificador universal que cuantifica el impacto y el trabajo de las personas.
El éxito es el mejor aliado para conciliar el esfuerzo con el auto respeto, la armonía y finalmente la prosperidad.
Pero ¿qué pasa cuando el resultado no tiene nada que ver con el esfuerzo de la persona? Qué tal que el individuo realmente es exitoso y el dinero no es la medida que califica o que valida su trabajo, por lo menos en ese momento.
Algunos estudios insisten que el esfuerzo y los resultados no son causa y efecto. Triunfar no depende solo de las capacidades y talentos. Reportes insten que el esfuerzo es una responsabilidad personal, el cual, cada individuo controla y maneja según sus posibilidades, conocimientos y oportunidades. Sin embargo el resultado de sus acciones… depende de muchos factores externos que la persona misma no puede controlar.
Aprender a tener paciencia, persistencia y aguantar los tiempos difíciles en donde uno puede saber que está haciendo lo correcto aun cuando el éxito no brilla como uno quisiera, es realmente una de las recetas más difíciles para preparar, sin embargo, es el platillo más placentero y sabroso cuando se llega a disfrutar.
Nadie tiene una bola de cristal, mucho menos se puede asegurar el futuro, pero el esfuerzo, la disciplina y la dedicación son ingredientes infalibles para triunfar.
La persona que lucha por sus sueños, trabaja por sus objetivos y no duda de sus esfuerzos tarde o temprano recibe los frutos de su cosecha. Hay que aprender a darle crédito al trabajo y esperar que el éxito se cocine; después de todo, el éxito que vale la pena, se cocina a fuego lento con mucho cuidado para que todos sus ingredientes sazonen perfectamente.
La receta
Reconoce el éxito que no brilla
Ingredientes:
- 1 pieza de visión clara – objetivos específicos, saber qué y donde se quiere llegar
- 2 cucharadas de disciplina – autocontrol, dedicación y constancia
- 1 rebanada de perseverancia – firmeza en los principios y paciencia en los logros
- 1 cucharada de fe – confianza en lo que se hace, esperanza y convicción que lo bueno llegara
- 1 pedacito de ojo noble – ver lo bueno, enfocar las actitudes positivas, estar alegre
Recomendación del chef:
No le pongas precio a tu éxito. Aprende a reconocer que hay situaciones que tu esfuerzo y tus decisiones son más valiosas que todo el oro del mundo. No comprometas y te conformes con poner precio a tus principios. Todo llega a su debido momento. Como se reconoce el éxito aunque no brille todavía
- El triunfo empieza cuando uno logra conquistar sus miedos. Usar la imaginación para visualizar el éxito que esperas tener. Tu mente debe de estar clara y segura de lo que buscas para que nadie ni nada te confunda.
- Todos los inicios son difíciles. Hay reconocer que el éxito no siempre llega fácil ni a la primera. La espera y la frustración también son ingredientes importantes que le dan fortaleza y sentido al esfuerzo que el éxito requiere.
- Hay que trabajar por gusto y convicción. Encontrar el gusto a las pequeñas logros, disfrutar los momentos de creatividad y de lucidez y poner a un lado el dinero. Tener fe y reconocer que se hace lo correcto así, el éxito se trasformará en mucho más allá que solo dinero.
Sonnia
Gracias muy interesan.