Cada vez que hablo con mi pareja principalmente siento que no nos entendemos, yo me frustro y ella se siente molesta porque no podemos ver las cosas desde la misma perspectiva en lugar de entendernos y poder resolver problemas, parece que estamos discutiendo, y estas discusiones sólo terminan en malentendidos o en resentimientos que nos alejan en lugar de poder ver posibles soluciones. Desafortunadamente estos temas son importantes para los dos y el no poderlos resolver pone en una situación incómoda nuestra relación. Nos queremos mucho y no me gustaría perderla, pero al mismo tiempo los problemas que tenemos son muy importantes y se tienen que resolver.

Respuesta

Lo que parece según planteas en este problema es que están discutiendo por cuestiones superficiales y por la frustración de no poder entender el punto de vista del otro. Hay una parte de la plática que no están tomando en cuenta: quieren resolver un problema concreto cuando en realidad lo que sucede es que no están siendo sinceros y no están hablando de cómo se sienten cada vez que intentan tocar temas sensibles para los dos.

Mientras se frustran por lo que dicen, no escuchan cómo se sienten.

En pláticas importantes, es fundamental entender los intereses y los sentimientos de ambas partes, no solo las posiciones. En una relación, esto implica comprender no solo lo que cada uno quiere, sino por qué lo quiere y cómo los hace sentir cuando no son entendidos.

En estos casos, como en cualquier plática, la comunicación clara y directa es crucial. Evitar interrupciones, escuchar activamente y asegurar que ambas partes entienden el punto de vista del otro son pasos esenciales. Se deben utilizar declaraciones que empiecen con “yo” en lugar de “tú” para expresar sentimientos sin culpar al otro.

En toda plática o negociación exitosa, el primer paso es identificar claramente el problema. Esto significa definir de manera precisa y específica cuál es el conflicto central y solo hablar y tratar de resolver ese problema sin desviarse a temas secundarios o irrelevantes.

El objetivo de cualquier plática incómoda es encontrar soluciones sin crear discusión. Para poder lograr esto, hay que tomar en cuenta:

1. Proponer y evaluar las diferentes opciones y considerar las consecuencias de cada una. Esto implica analizar cómo cada opción podría impactar la relación y si es viable a largo plazo.

2. Reconocer qué partes sienten que han ganado algo de valor. En una relación, la solución debe ser una en la que ambos se sientan respetados y satisfechos, promoviendo un resultado positivo y fortaleciendo la relación.

3. Crear un compromiso mutuo. Esto no significa que uno ceda completamente, sino que ambos deben estar dispuestos a ser flexibles y encontrar un término medio que sea aceptable para ambos.

4. Aceptar que habrá ocasiones en que será necesario buscar un mediador neutral para ayudar a las partes a comunicarse de manera más efectiva.

5. Buscar tiempos adecuados, no hablar cuando están cansados, tienen hambre o es un lugar inseguro. Si la conversación se pone muy intensa, tómense un breve descanso para calmarse y reflexionar antes de continuar.

Lo más importante de esta situación es que rescatar la relación es más importante que saber quién tiene la razón o quién trae el punto más claro. Aborden los problemas como un equipo. En lugar de pensar en términos de ganar o perder,  es mejor enfócense en encontrar una solución que funcione para ambos.

Pensar en términos de “nosotros” más que en “yo quiero”, “yo necesito” y “a mí me interesa”. Bajo esta nueva visión, planteen preguntas como: “¿Cómo podemos trabajar juntos para resolver esto?” o “¿Qué podemos hacer para que ambos nos sintamos mejor sobre esta situación?”