Como todas sus publicaciones, el viernes pasado 18 de julio leí con sumo interés su mensaje: “Un corazón que sufre no conoce razones”, el dolor no entiende nada.
Desgraciadamente somos muchas las personas que tenemos esta triste experiencia y yo lo viví en mis padres hace muchos años. Nosotros como sus hijos jamás pudimos haber sentido su inmenso dolor: para ellos eran sus hijos, para nosotros nuestros hermanos y si bien es cierto que también sufrimos mucho, dudo que ese dolor sea comparado al que unos padres sienten ante tan lamentable pérdida. Dios nos proteja a nuestros hijos. Quiero compartir con ustedes tres mensajes que he dedicado a mi padre y a mis hermanos varios años después de su partida. Una vez mas mis felicitaciones para tan interesante lectura.