¡Hay que estar dispuesto y expuesto a vivir!
¡Qué difícil y al mismo tiempo qué fácil es echar la culpa de todo lo que nos pasa a un evento que lo tomamos como si fuera determinante de nuestra vida, como si nos hubiera marcado para siempre! Si bien es cierto que hay ciertos acontecimientos que dejan una profunda huella, nos inspiran o nos limitan, la vida es muy variada y está compuesta de múltiples sucesos que no necesariamente se relacionan entre sí. Sin embargo, hay quienes prefieren poner todo en el mismo saco y manejarse como si aquello que nos sucede proviniera de la misma fuente, con lo cual pareciera estar todo predeterminado y no hay escapatoria posible. Eso es muy poco alentador y no es real.
Es absurdo sentirnos determinados por culpas y dolores del pasado ya que sólo nos paralizamos y nutrimos el sufrimiento. Aceptar y mirar hacia adelante nos permite tener una visión más amplia de la vida, un mejor manejo de la realidad y permite recuperar nuestro control.
Olga asegura que todos sus problemas tienen que ver con la muerte de su madre. Desafortunadamente perdió a su mamá en un trágico accidente de avión cuando solo tenía 6 años. Esta tragedia fue una gran perdida y le ocasionó un gran dolor.
Raúl, su padre, un hombre responsable, procuró atender y proteger a sus hijos. Siempre mantuvo viva la imagen de su esposa y les contaba cuanto su madre los había querido y como los cuida desde donde estuviera. Al poco tiempo Raúl se casó con una buena mujer que quiso y cuidó a sus hijos como si hubieran sido propios.
Al crecer, Olga se casó con Román y tuvieron 3 hijos. Las cosas no funcionaron bien entre ambos así que se divorciaron y cada quien tomó otro rumbo. Sus hijos crecieron y decidieron estudiar en otra ciudad.
Si bien Olga es una mujer luchadora que trabaja, viaja por el mundo y tiene un buen ingreso que le permite mantenerse, se lamenta y vive angustiada ya que asegura que su vida es un conntinuo sufrir. Cree que la muerte prematura de su madre es la culpable del fracaso de su matrimonio y que sus hijos se quieran ir a estudiar lejos e independizarse. Está convencida que así como sufrió un abandono de pequeña y no pudo tener a su mamá cerca, eso causó que buscara una pareja que eventualmente la iba a dejar y hace que sus hijos también quieran alejarse de ella.
¿Cómo es posible que Olga no pueda ver que se trata de acontecimientos independientes? Su madre, su divorcio y el crecer de sus hijos no son en sí el mismo tipo de abandono. Estos hechos nos demuestran que la vida es compleja, variada y muy cambiante. No podemos pensar que hay una sola causa que nos hace lo que somos. De hecho hay una gran diversidad e infinidad de eventos, circunstancias y causas que no nos determinan ni nos forjan. Tenemos la libertad de elegir como actuar y moldear nuestras vidas.
No hay un solo ingrediente en la vida, ni tampoco un platillo único para comer. Aprender a vivir con la variedad y las múltiples combinaciones es lo que hace de nuestra cocina de la vida un lugar especial, surtido y le da un sabor nuestro a todo lo que hacemos.
LA RECETA
Un evento no determina tu vida
INGREDIENTES
- 1 taza de claridad
- 2 cubos de responsabilidad
- 1 manojo de aceptación
- 3 cucharadas de valor
- 1 pizca de actitud positiva
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Culpar o buscar excusas nos quita responsabilidad y nos limita.
MODO DE PREPARACIÓN
- Todos somos libres para forjar nuestro destino. Cuando nos hacemos responsables de las circunstancias y los eventos que nos acontecen a pesar de que nosotros no los iniciamos, logramos obtener una mayor libertad personal, aceptando nuestra realidad y los retos individuales. Aprendemos a vivir en paz con nosotros mismos.
- Nuestra vida es el resultado de la suma de nuestras elecciones y decisiones. Todo lo que nos pasa tiene un propósito. Si se logra reconocer y aprovechar el aprendizaje que la oportunidad nos regala, es posible enriquecer la variedad de platillos que podemos ofrecer.
- Hay que darle a cada suceso su lugar específico. No se puede revolver y cocinar todos los platillos en una misma cazuela, ya que los sabores se pueden confundir, mezclar y hasta echar a perder. Al poder separar evitaremos cargar culpas y reproches innecesarios.
- Aceptar el dolor, nuestros errores y las fallas que se comenten nos devuelve nuestro control. Despojarse del sentimiento inútil de sentirse atrapado por el pasado y dejar de sentir autocompasión ayuda a que cada persona pueda convertirse en aquello que realmente desea sin sentirse víctima o esclavo de su existencia.
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