Nos juntamos toda la familia para ver los partidos del mundial. Es muy divertido ver a los hijos, los nietos y muchos amigos compartiendo la emoción de todos los aficionados pero cuando uno de los equipos favoritos de mi esposo juega y falla o pierde…. No deja alma viva. Se pelea con todos, grita, insulta y se vuelve en alguien muy agresivo. No lo aguanto, ni se que hacer con él para que entienda que su actitud y sus impulsos están arruinando la conciencia familiar.

Becky responde

Los deportes y ser aficionado es una excelente forma de convivir y de canalizar mucha energía, sin embargo cuando uno no puede controlar sus emociones, estos eventos se pueden convertir en situaciones catastróficas o cuestiones peligrosas. Sobre todo si tu equipo gana y te hace sentir parte del grupo triunfador.

Para muchos ser aficionado al fútbol es un escape donde pueden dejar de pensar en todo lo que les sucede y se enfocan en lo que están viendo en la pantalla o en donde decidan ir a ver el partido.

Tristemente cuando uno utiliza el partido de fútbol en este caso como un medio para sacar sus frustraciones y sus emociones, los resultados no siempre son positivos ya que si pierde el equipo entonces encuentran una nueva razón “justificada” para poder sacar el enojo y la frustración que ya tienen almacenada.

5 razones por las que una persona se pone violenta con los partidos de fútbol:

1. Siente que lo apoyan y que es fácil justificar sus acciones. (validacion social)
2. Sentimiento de pertenencia. Ser parte de un grupo y un grupo fuerte te ayuda a sentirte más valiente y con la posibilidad de actuar empoderado.
3. Sindrome del invisible. Uno puede pasar desapercibido porque muchos otros se comportan igual.
4. Violencia crea más violencia. Uno comienza gritando y ofendiendo y al rato otro hace lo mismo y se crea un espiral de emociones que en un momento se hace casi imposible controlar.
5. El alcohol, las drogas y todas las sustancias socialmente aceptadas. Entre un brindis celebrando el gol, o la reunión… con la suma de las copas, uno puede perder el control de su comportamiento.

La verdad es que el aficionado que pierde el control y en lugar de disfrutar el partido lo sufre y hace que todos a su alrededor se sientan incómodos pierde la oportunidad de disfrutar y compartir un buen momento con sus amigos y sus familiares.

Es importante no perder la perspectiva y saber que es un partido de fútbol, no la batalla para rescatar la dignidad personal.

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