Rosita hoy en día es una mujer alegre, hábil y exitosa en su trabajo. Su esposo Fabián tiene un buen trabajo. Rosita y Fabián se tienen cariño, y tienen grandes sueños juntos.
Pero la vida de Rosita no siempre fue así de dulce. Por mucho tiempo ella estuvo muy deprimida, amargada y a punto de divorciarse. Su marido estaba sin trabajo y se las pasaba maldiciéndola, le echaba la culpa de su mala suerte y de su poco éxito en los trabajos que conseguía. La tachaba de inútil y tonta. Rosita, llegó a odiar esposo. De hecho, comenzó a hacer una vida de divorciada estando aún casada, no tomaba en cuenta a su marido, solo el techo los unía. Finalmente Rosita se armó de valor y decidió divorciarse. Cuando se lo comentó a su padre, un hábil hombre de negocios, éste le dijo fríamente, que para que se divorciara, era necesario que pudiera mantenerse ella y sus hijos. Fue así como Rosita salió a buscar trabajo, sin estudios y sin experiencia ya que se había casado muy joven. Su meta era muy clara: conseguir un trabajo que le pagase lo suficiente para que ella se pudiera divorciar.
¡Qué sorpresa tan grande se llevó Rosita cuando comenzó a trabajar! Descubrió que ella era capaz, no era ninguna tonta ni tampoco una inútil como Fabián la había hecho sentir por muchos años. Por el contrario, era una mujer extremadamente hábil en las ventas, agradable y muy trabajadora que en poco tiempo logró acrecentar las ventas de la compañía y la promocionaron a socia de la empresa. Ella comenzó a sentirse muy bien consigo misma, cambió su forma de relacionarse con la gente así como su modo de vestir y su arreglo personal. Se convirtió en una mujer asertiva, independiente y realizada. Al ver ésto, Fabián comenzó a mirar a su esposa con otros ojos. Su esposa se hacía respetar y ya no podía reclamarle ni culparla por su propia incompetencia. Tampoco se sentía cómodo con que ella fuera la única proveedora de la casa ya que Fabián sentía que esto lo ubicaba en un plano más bajo dentro de su hogar. Así que al poco tiempo Fabián consiguió un trabajo. Hoy en día él también está contento consigo mismo, no tiene reproches y admira a su mujer. Casi sin proponérselo, Rosita y Fabián salvaron el matrimonio.
Curiosamente a veces para salvar una relación hay que buscar la solución fuera de ésta. En este caso, Rosita quien siempre se había sentido sometida, dependiente y resignada, comenzó a hacer algo por ella misma en vez de concentrarse en la pareja. Descubrió sus propias capacidades y fuerzas. Ahora Rosita podía ver a su esposo como una pareja y no como un enemigo y Fabián tuvo un nuevo respeto por su mujer.
Hay veces que no necesario destruir un matrimonio lastimado, tan solo es necesario cambiar la energía y concentrarse en cosas constructivas. Aún en situaciones difíciles, no es imposible recuperar el amor y la confianza en la relación, hay que tener mucho compromiso con la vida y verdaderos deseos de salir adelante.
La Receta
Una segunda oportunidad
INGREDIENTES
- 1 Taza de Valor
- 1 kg. De Superación
- 1 Manojo de Determinación
- 1 Cucharada de Esfuerzo
- ½ Cucharadita de Confianza
- Agregue Positivismo constantemente
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Talentos desconocidos, Tenacidad, Fe, Apoyo de familiares y amigos, Humildad
MODO DE PREPARACIÓN
La vida puede ser tan generosa como nosotros la percibamos. A pesar de que muchas veces creemos que no tenemos una segunda oportunidad, tenemos tantas oportunidades como las busquemos. Es básico tener una clara determinación y suficiente confianza de que podemos alcanzar una mejor situación de la que estamos viviendo actualmente; saber que todo lo que queremos se puede lograr cuando combinamos el trabajo, esfuerzo y los deseos de superación. Debemos recordarnos que siempre habrá luz al final del túnel.
Para aprender a cocinar, muchas veces es importante echar a perder varias recetas, esto nos fortalece y nos enseña a perder el miedo a la innovación y la creatividad. También es importante probar muchos y diversos sabores para refinar el gusto propio. Solamente cuando nos ponemos en contacto con nuestras penas y nuestros verdaderos deseos es cuando podemos hacer algo al respecto. En tan solo un minuto se puede quemar hasta el platillo más sencillo y es fácil pasarnos la vida esperando y torturándonos por todo aquello que no tenemos. Si formamos un espiral de pequeños fracasos hasta llegar al punto que ya es imposible salir de esa putrefacción, conseguiremos perder todo lo que tenemos como nuestras relaciones personales, nuestro trabajo y hasta a nuestros hijos. Sin embargo, si desarrollamos nuestras habilidades, aceptamos nuestras debilidades y nos enfocamos a salir adelante, podemos obtener logros inalcanzables a nuestros ojos a primera vista. Tenemos que tomar acción y plena responsabilidad en nuestra vida. El adueñarnos de nuestras acciones nos compromete y nos asegura un mejor futuro.
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