Eva es una mujer de 87 años de edad, goza de una buena salud, a pesar de su diabetes. Nada le impide visitar a su hijo que vive en otro continente y asistir a bodas de los nietos en otros estados. Hace grandes comidas familiares, es una mujer privilegiada y bendecida. Hace un par de semanas estuvo en un servicio religioso, donde se encontró con algunas de sus amistades. Se impresionó mucho al ver que su amiga Lola, que siempre había sido tan guapa, elegante y enérgica estaba sentada en una silla de ruedas y que ni siquiera se acordaba de ella. También se encontró con Anita que ya no veía nada y dependía de su hija para salir a la calle. Frente a ellas estaba sentada su vecina, la señora Margarita, que recién había perdido a su marido y a uno de sus hijos por causa de enfermedades terminales. Eva sintió pena por sus amigas, sin embargo encontró gran alivio y paz al saber que ella estaba en buenas condiciones. Con lágrimas en sus ojos le dijo a su nieta: “¡Lo que se aprende con la edad! ¡Cuán afortunada soy porque no solo estoy viva sino que además tengo el privilegio de poder ver a mis hijos, nietos y bisnietos crecer! Soy testigo de mi historia; esto es sin duda el logro más grande de mi vida. No existe un negocio suficientemente grande, ni un título tan importante, o una cuenta de banco capaz de comprar la paz y satisfacción que hoy en día estoy sintiendo.” Celina, su nieta, sonrió, vio en los ojos de su abuelita ojos de ternura, sabiduría y de una paz que ella no poseía. Las preocupaciones, la inestabilidad emocional y económica que vive, la presión familiar por salir adelante, entre otros, son algunos de los pensamientos diarios de esta joven.
La vida solo puede ser comprendida mirando para atrás, mas solo puede ser vivida mirando para adelante
Casi como una revelación, se dio cuenta que a su abuelita los años y la experiencia le habían brindado la oportunidad de mirar la vida con perspectiva, pudiendo distinguir lo que es verdaderamente importante de aquello que pareciera una emergencia del momento. Descubrió que hay cosas que parecen importantes en el instante y sin embargo unos días mas tarde, visto en perspectiva, se vuelve insignificante. Luego de reflexionar, Celina concluyó que la inestabilidad económica y la educación de los hijos son importantes incluso vistas a la distancia, pero que no vale la pena arruinarse el día y amargárselo a los demás porque el niño no hizo la tarea, el trabajo del carpintero no quedó como él había dicho o porque la cuñada no nos invitó a una cena en su casa.
Cuando nos encontramos metidos en la lucha por encontrar todo aquello que creemos que es necesario para vivir mejor, y nos enfrascamos en los pequeños problemas de la vida diaria, perdemos la perspectiva de lo que es “realmente importante en la vida”. Bien se dice que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
La Receta
Que tanto
INGREDIENTES
- 1 Perspectiva Amplia
- 3 Ramitas de Agradecimiento
- 1 Cubo de Experiencia
- 1 Taza de Sentido de la Vida
- 1 Cucharada grande de Calma
- 1 Pizca de Comprensión
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Sentido del Humor, Ligereza, Ojo Noble, Sentido Común, Simplificación de la Vida.
MODO DE PREPARACIÓN
Es muy común reprochar y añorar el tiempo perdido, cuando escuchamos “a su edad y con mi experiencia, mi vida hubiera sido otra.” Es cuando nos damos cuenta que hay causas sin gran trascendencia que nos quitan tiempo y nos consumen energía. De alguna manera nos dejamos llevar por el sentimiento de frustración y el sufrimiento que estas ocasionan y que lejos de dejarnos algo positivo, nos envenenan y nos limitan la visión de la vida privándonos de tener una perspectiva mayor.
Cuando ocurren crisis en la cocina, y es imposible salvar el platillo que se ha quemado o que no se cuajó, el cocinero puede angustiarse y desesperarse, culpando a todos por igual, Por otra parte si este mismo cocinero es capaz de tomar cierta distancia, y mantener la calma, entonces puede recurrir a su buena experiencia, darse cuenta que lo importante es darle de comer a los invitados y que disfruten un buen momento. Con esto en mente, el cocinero tiene la posibilidad de improvisar y salir del apuro, la crisis se convierte en un malestar pasajero y un reto nuevo en una cocina llena de aventuras diarias. El sabor que da la experiencia y el agradecimiento, es sin duda el toque que define el tiempo necesario para llegar al punto de la perfección.
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