Cómo la neutralidad y la objetividad pueden transformar nuestras interacciones diarias.
Las emociones y los juicios precipitados son fuentes de incertidumbre que generan numerosos problemas. Cuando reaccionamos impulsivamente al escuchar o ver algo con lo que no estamos de acuerdo, es común sentirnos juzgados, ofendidos, humillados y criticados. Sin embargo, muchas de estas reacciones se pueden neutralizar fácilmente si aprendemos a tomar distancia y permitimos que las emociones se calmen.
Lo más importante es observar y escuchar lo que sucede sin interpretar la interacción como un ataque personal, incluso cuando se refieren a nosotros. En muchos casos, el ataque o la crítica puede ser más una expresión del estado emocional del otro que un comentario dirigido a nosotros de manera personal.
Hacer suposiciones y tomarlas como certezas absolutas, así como calificar de inmediato los comportamientos de los demás como buenos o malos, solo conduce a una cascada de emociones negativas que deterioran o ciegan cualquier relación, por más cercana y buena que parezca ser.
Uno de los principios más sabios y antiguos se encuentra en los escritos de Hamlet, cuando exclama: “No hay nada bueno o malo, es nuestro pensar lo que les da dicha connotación”. Esto significa que es responsabilidad de cada persona reconocer el valor de lo que le sucede. Cuanto más objetivo se mantenga el pensamiento, más claros serán los juicios y, por lo tanto, el impacto de las palabras de los demás será menos intenso.
El poder de mantener los comentarios neutrales, sin añadir juicios negativos o positivos, produce un cambio radical en la percepción de las interacciones. Esto se refiere a la capacidad de escuchar y entender los hechos concretos sin sentir la necesidad de clasificarlos o emitir un juicio. Esta habilidad ayuda a no exaltarse ni tomar las palabras de los demás como un ataque personal.
Es fundamental tener el valor para representar objetivamente lo que sucede, es decir, poder ver la realidad sin dejarse llevar por las pasiones que distorsionan o malinterpretan lo que ocurre. Es necesario anclar los pensamientos a la realidad, no a lo que cada uno siente que sucedió.
Cuando nos atenemos a la realidad en lugar de a pensamientos subjetivos, reducimos la ansiedad y las angustias, evitamos malentendidos y, sobre todo, dejamos de sufrir por juicios que no tienen un valor real. Así, evitamos vivir en dramas innecesarios o catástrofes que casi nunca se materializan.
Neutralizar los hechos es un desafío grande, ya que va en contra de nuestra naturaleza. Es común etiquetar experiencias con juicios como “esto es bueno” o “esto es horrible”. Sin embargo, lo que nos lleva a emitir juicios es la tendencia a tomar las cosas de manera personal. Si alguien te critica, en lugar de pensar “me están atacando, esto es malo”, podrías observar: “Alguien está expresando su opinión”. Este enfoque te permite procesar la situación sin sobrecargarla con emociones negativas.
Adoptar esta postura neutral te permite mantener la calma, tomar decisiones más racionales y evitar conflictos innecesarios.
La receta
Ser objetivo y realista
Ingredientes:
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Perspectiva: Capacidad de tomar distancia emocional y mental, para comprender lo que sucede.
Calma: arte de parar, respirar y darte el tiempo necesario antes de reaccionar.
Cuidado: habilidad de actuar con precaución y atención, asegurándose de no reaccionar de manera que pueda dañar a los demás.
Objetividad: centrarse en los hechos reales, sin dejar que los juicios personales o emociones coloreen tu interpretación de la situación.
Neutralidad: capacidad de observar y participar en una situación sin inclinarte hacia un juicio de valor.
Afirmación personal para poder ser neutral.
“Elijo observar cada situación con mente abierta y corazón sereno, reconociendo los hechos sin emitir juicios. Mantengo mi calma y claridad, permitiendo que la realidad se revele tal como es, sin distorsionarla con mis emociones o prejuicios. Reconozco que nada es totalmente malo o bueno sino es el valor que yo decido darle a las acciones y a las palabras que escucho. Ser una persona neural, calmada y objetiva mejora mi calidad de vida y me ayuda a disfrutar de las relaciones personales sin tener que defenderse o protegerse constantemente.”
Cómo ser una persona neutral:
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Resiste el impulso de reaccionar impulsivamente. Controla tus emociones para que las pasiones se calman y puedas actuar con prudencia, evitando decisiones de las que podrías arrepentirte.
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Comunica de manera clara y precisa. Usa las palabras como herramientas para expresar tus ideas de forma concisa, reduciendo malentendidos y evitando interpretaciones erróneas.
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Acepta la crítica como una oportunidad de crecimiento. Ve la crítica como una retroalimentación valiosa que te permite entender cómo otros te perciben y te ayuda a mejorar.
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“Cuando dejas de etiquetar las cosas como buenas o malas, tu corazón permanece en calma y tu mente puede pensar con claridad, libre de ofensas y enojo.”
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