Me cuesta mucho trabajo ir a visitar a mi papa ya que cada vez que lo hago lo único que le gusta hacer es recordar el pasado, pero solo habla de todo lo malo que sucedió, me recuerda mis errores y además me hace sentir que no hago nada bien. Odia a mi madre y la crítica de todo. No entiendo por qué no puede ser una persona amable y agradable. Me es difícil visitarlo y me siento culpable ya que sé que es una persona mayor. ¿Qué puedo hacer?
Becky responde
La calidad de vida y la forma de ser de cada persona es elección propia. Si bien hay gente mayor muy linda y es un placer estar cerca de ellos, hay otras personas que viven amargadas y son realmente muy difíciles en su trato.
Tu padre, así como todas las personas tenemos el poder de elegir la actitud y la forma de actuar.
El problema es que a pesar de que suena muy fácil, el elegir una actitud positiva, ser amable y generoso no es un comportamiento natural. Para ser positivo y amable hay que querer conscientemente ser una persona positiva. Esto depende de la forma como uno ve la vida y de la calidad de relaciones personales que uno ha cultivado.
Desde luego que la paciencia con el tiempo se va perdiendo con el pesar de los años. También la decepción, el dolor y el miedo a no poder ser independiente se va acumulando, y la actividad física se vuelve más lenta y un tanto dolorosa. El paso de la edad es un factor que no se puede negar.
Claro que hay personas mayores que viven agradecidas, son personas amables que están muy felices de poder ver a sus hijos, nietos, bisnietos crecer. Siempre están contentos y cuando los visitas lo único que tienen son sonrisas y amor para regalar.
Hay otras personas que llegan al punto donde ya no les importa nada. Son groseros, intolerantes y viven enojados, buscando todo lo malo que encuentran y hacen muy difícil que uno quiera estar cerca.
Quizá cuando uno tiene vivo a sus padres debería de sentirse muy agradecido de poderlos tener y por lo tanto debería de aprender a entender que ellos cargan con su historia, tienen sus miedos y que en estos momentos de la vida es mejor quererlos y aceptarlos como son y reconocer que ya no están para cambiar, entender o poder ser algo que en toda su vida nunca fueron.
Cuando uno puede sentir compasión y siente gratitud por tener en vida a sus padres, puede respetar su forma de ser y entender que no pueden ser la persona que nos gustaría sino más bien hay que aprender a quererlos tal cual son.
Así se puede llegar a encontrar paz y lo más importante se aprende a estar consciente que para llegar al ocaso de la vida con tranquilidad y felicidad uno tiene que trabajar en sí mismo para poder ver la vida con un ojo noble, con gratitud y para poder estar contento de estar vivió y tener el placer de poder ver el legado familiar que han creado. Una herencia que no tiene precio. Un testimonio de amor y de continuidad de vida.
Dejar una Respuesta