Quiero ser mejor madre que la que yo tuve

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Siempre recuerdo que cuando crecí mis amigos tenían una mamá linda, cariñosa que les daba mucha atención y cuando me recuerdo de mi madre me llegan a la cabeza recuerdos de tener una madre ausente, enojada que nunca estaba en la casa porque tenía que trabajar, fue muy dura con mi educación y sobretodo con sus exigencias en los grados y el comportamiento que tenía que tener frente a mis primos y los hijos de sus amigas. Desde que soy mamá quiero ser esa madre perfecta que soy para mis hijos siempre aunque debo de confesar que a veces me quedo mal con mis amigas, mi esposo y con todos por atender a mis hijos. Ni siquiera sé si ellos valoran todo el esfuerzo que yo hago por darles todo y más.

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Respuesta

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Para tu consuelo, no creo que existan las madres perfectas, ni los hijos perfectos. Creo que existen las madres perfectas para cada hijo y la madre que tienen tus hijos es exactamente la madre que deben tener, así como la madre que tú tuviste.

Por lo que cuentas, tu madre no fue una madre ausente porque se fue de fiesta o porque estaba haciendo cosas para ella. Fue una mujer dedicada a su familia que tuvo que trabajar para que a ustedes no les faltara nada. Probablemente fue muy dura y sus exigencias te lastimaron, ya que te hubiera gustado otra historia. Pero ¿qué tal si ves la perspectiva de tu mamá, donde ella siente que tampoco pudo salir con sus amigas, ir de compras a tiendas elegantes ni darte todas las vacaciones que hubiera querido? Quizá ella tuvo que trabajar y acomodarse a una vida de responsabilidades y obligaciones que la hicieron más dura y exigente.

A lo mejor ella estaba esperando que tú, como hija, la comprendieras y fueras la hija que valora sus esfuerzos y sacrificios en lugar de solo criticar y ver sus carencias.

Lo que quiero decir es que las historias siempre tienen varios puntos de vista. Creo que tuviste una madre suficientemente buena que te dio lo que pudo y que hizo lo mejor que entendió con las circunstancias que tenía. Juzgarla o reprobar sus acciones solo te pone en un lugar de reproche, resentimiento y carencia, lo que te va a crear culpa y mucho dolor. Este sentimiento se traduce en tu forma de ser con tus hijos y, lejos de educarlos con amor y disfrutarlos, estás todo el tiempo comparándote, criticando y hasta les das cosas que no te piden y no se merecen con tal de ser la madre que creías te hubiera gustado tener.

Te recomiendo que puedas iniciar un camino de reconciliación con tu madre, veas todo lo que te dio, valores la mujer que eres y, desde luego, aceptes su forma de ser sin reprochar o tratar de cambiar tu historia. Solo entonces serás la madre que tus hijos merecen, una mujer que habla desde la voz del amor, la comprensión y, sobre todo, desde la gratitud inmensa de tener el privilegio de ser madre.

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