Después de 30 años de tener un matrimonio complicado y con muchas discusiones, finalmente creo que deje de creer en mi esposo y creo que tampoco que lo quiero. No creo que me interesa reencontrar el amor que perdí.
Hace mucho tiempo me dijeron que el amor no se termina. Lo que se daña es todo lo que le rodea. El respeto, las atenciones, el tiempo que uno se toma para estar juntos y todo lo que tenga que ver con la nutrición y el mantenimiento diario de la pareja.
Puede ser que lastimaste tu relación, que perdieron la confianza y que hoy en día sean dos personas ajenas. Sin embargo, si pueden encontrar el punto donde pueden coincidir, donde se puedan escuchar sin criticar y aceptar sus diferencias sin reproches. Poco a poco, el amor puede resurgir.
El amor o se cuida y se le protege, o se pierde y se diluye. El amor puede ser el sentimiento más fuerte y bello que las personas pueden tener. O por el otro lado… se puede caer en una rutina y monotonía que termina con la alegría y la gratitud, por lo que los sentimientos se enfrían al grado que la indiferencia te hace creer que perdiste la capacidad de amar.
No olvides que si alguna vez amaste por supuesto puedes volver a enamorarte y sentir que amas con pasión.
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