Con mucho trabajo le he dado a mi hijo una vida cómoda, sin lujos, pero una buena vida.
Con la pandemia y con las nuevas modalidades, me vi en la necesidad de cortar el personal de mi empresa. El trabajo se aumentó para las personas que quedamos y las jornadas se ampliaron a más de 14 horas diarias. Mi hijo de 21 años, que no estaba laborando en ese momento, no me prestó ayuda cuando se la pedí, argumentando que “eso no era lo suyo” y “en esa empresa, yo me desperdicio”.
Le di dos alternativas: Que nos ayudara por un tiempo a sostener la empresa – que algún día iba a heredar – mientras que pasaba la crisis y luego el buscaría “lo suyo”, o que se fuera de la casa a buscar la vida que el quería. Optó por la segunda y se fue de la casa.
Siento culpa, pues su madre, que vive en otro país, me expresa que está pasando por un marco de depresión preocupante. Lo he buscado para pedirle perdón por que traté la situación con torpeza. Pero la relación se ha distanciado y ahora siento que perdí la buena relación que en muchos años tuve con mi único hijo.
¿Cómo puedo recuperar el amor y la buena relación que tuve con mi hijo?
Si no enseñamos el amor y la pasión por el trabajo que tenemos a nuestros hijos, es muy difícil que cuando crezcan lo puedan llegar a valorar y quieran ser parte de lo que hacemos.
El problema que tienes no es algo único, de hecho, es muy común que padres que tienen empresas, legados importantes en corporaciones o practicas profesionales, sus hijos deciden no ser parte. Aunque es una lastima, ya que no es fácil iniciar una empresa y menos ver que esta esta prosperando paulatinamente.
Como padre, uno tiene que estar consciente que, si no se inculco el amor y el interés por lo que uno esta construyendo, desde una edad pequeña, es imposible forzarlos a que quieran ser parte cuando llegue su tiempo.
Tu hijo tiene 21 años. Ya es mayor de edad y claro que tiene sus sueños, nadie se los quiere quitar.
Quizá estuvo muy drástico el darle las dos opciones ya que creo que podrías encontrar otras opciones; ni hablar, no se puede lamentar por lo que ya paso.
Tengo una pregunta: ¿le ibas a pagar su trabajo? O ¿le pediste ayuda para que trabaje sin sueldo? Esa cuestión también es delicada ya que no porque te ayude puedes disponer de su ayuda sin pagarle y valorar su tiempo. Aunque sea por un tiempo. De allí que muchos hijos deciden no trabajar con sus padres porque no ven la forma de que ellos puedan ganar el dinero que ellos desean.
Ahora… a lo mejor puedes iniciar una conversación con tu hijo desde la posición de que entiendes que el tiene su vida y que no tiene en ningún momento la obligación de trabajar contigo, a pesar de que, para ti, esto seria verdadero gusto.
Explícale con sinceridad lo que este negocio representa para ti, quien quita y puede encontrar lo suyo dentro de lo que ya tienen, así podrán crecer el negocio. También puedes hablarle de lo difícil que se hace poder mantener la casa con el sueldo reducido que estas sacando en esta pandemia y lo mucho que valorarías una ayuda económica.
Si en realidad tienes una buena relación con tu hijo es posible que puedas recuperarla y además, cuando ambos se apencaren estoy segura que van a mejorar la relación ya que estará fundada en una realidad que los unirá.
Recuerda tu hijo tiene sus sueños y no le puedes imponer los tuyos. Correr a un hijo de la casa es algo delicado ya que se deteriora la confianza y la seguridad que ambos puedan desarrollar. Lo mas importante, con enojo uno NUNCA debe de hablar, tomar decisiones y mucho menos hacer imposiciones.
Creo que ambos tienen mucho que decir y mucho que reparar. No dejes que el enojo y la culpa los aleje, precisamente como estamos viviendo una pandemia ocupamos se más paciencia, más compasión y sobretodo mucho mas amor de lo normal.–
Dejar una Respuesta