Los celos y la envida que causa el sentimiento de que el otro tiene más y es mejor está destruyendo el autoestima de nuestra sociedad
Ser el mejor, el primero, el más famoso y popular, son valores que con el tiempo han llegado convertirse en la única misión de vida con lo que las personas se quedan atoradas en la carrera para ganar y confunden o se olvidan de sus verdaderas necesidades, intereses y motivaciones.
El reconocimiento y la coronación al triunfo se han hecho de alguna manera motivantes esenciales que determinan y generan falsas expectativas. Estas como resultado fomentan angustia, envida y sobre todo incrementan el sentimiento de egoísmo y competencia sin compañerismo, creando una sociedad materialista y en muchos casos hasta sin escrúpulos.
Si tú te percibes como un ganador, el mundo te vera como tal, no es necesario compárate, ni competir, tú eres un ser original único y especial
Una competencia sana es un método efectivo para crecer y superarse. De hecho en este aspecto la competencia y la comparación son ingredientes útiles y necesarios, siempre y cuando, sirvan exclusivamente como indicadores para poderse ubicar y mejorar sin lastimar a nadie.
El problema surge cuando en realidad la comparación transforma a las personas en seres insaciables e inconformes, las cuales, conciben la necesidad de superarse como una peculiaridad para derrotar al compañero e impedirle crecer. Así, aseguran su “victoria o el éxito flageado” creando una relación que solo fomenta más competencia, un ambiente frío y hostil, donde la medida del triunfo y seguridad, depende en gran mesura de quien es el mejor y el que tiene más.
Preguntas como ¿cuánto ganas?, ¿Cuantas propiedades tienes?, ¿Cuantos viajes te has ido últimamente? ¿En qué fraccionamiento vives? ¿Qué talla de pantalones usas? ¿Cómo no conoces este lugar tan exclusivo?… son preguntas que lejos de conocer la esencia de la persona solo la marcan y le ponen un cuantificador económico y material. Buenísimo cuando las respuestas son mejores a las que se esperaba escuchar, pero ¿qué pasa cuando no se tiene una respuesta adecuada?, es decir cuando no hay propiedades que presumir, ni un buen salario o ni siquiera se tiene una residencia en un lugar selecto.
Cada persona es única, también su misión en la vida. Cada quien tiene sus propias necesidades, retos personales y sus logros. De nada sirven las comparaciones cuando estas solo dejan un sentimiento de incapacidad, un vacío y generan frustración y una necesidad de tener más y ser lo que es el otro para poder ser mejor.
Si vas a competir o te tienes que comparar, compite contigo mismo y siempre trata de ser mejor de lo que tú fuiste ayer, descubre la belleza que llevas dentro y asegúrate de dar lo mejor que tienes para sentirte satisfecho con tu vida, no vivas la vida de los demás ni te califiques con una medida que no es la tuya.
La receta
Titulo de la receta
Ingredientes
- 1 taza de reflexión- introspección y análisis personal
- 1 taza de fortaleza –valor para aceptar la realidad y poderla superar
- 2 cucharadas de motivación – razones, objetivos, propósitos y misión de vida
- 1 latas de disciplina – responsabilidades, acciones y actitudes que llevan a la acción
- 1 ramita de gratitud – reconocimiento y valoración de los logros
- 1 vaso de conciencia- percepción de las circunstancias y las relaciones personales
Recomendación del chef
Aprende a valorarte y a reconocer quien eres. Así no tendrás la necesidad de compararte o competir. Se tú mejor versión de ti, ya que tú eres un ser valioso, único e irremplazable.
Como manejar positivamente las comparaciones
- Ganar no significa derrotar a los demás, quiere decir que se debe de luchar contra uno mismo para ser mejor. Hay que esforzarse para crecer, superarse y vencer los retos personales. Es importante aprender del mejor ejemplo para corregirse y superarse no para destruir.
- Atrévete a descubrir tu propio yo. Acepta, valora y cuida tu esencia personal, no vivas con una imagen distorsionada o falsa, aprende a quererte y a encontrar todas tus virtudes, vas a ser una mejor persona y a vivir en paz contigo y con el mundo.
- Tener expectativas reales y objetivas promueve la felicidad personal. Entre menos expectativas se generen, mas crecen los sentimientos de aprecio y bienestar. Es importante hacer el mejor esfuerzo en todo, sin esperar reconocimientos, las buenas acciones traen sus propias recompensas.
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