La depresión y la ansiedad han existido siempre, pero en estos últimos meses estas condiciones se han intensificado en niveles exponenciales.
La soledad y la incertidumbre causan depresión y ansiedad, entre otras cuestiones. La primera es la carencia de energía e interés, mientras que la segunda es un cúmulo de energía dispersa que agobia y sofoca. Ambas condiciones terminan con la paz mental y la posibilidad de relacionarse con el mundo.
A raíz de los meses de encierro, distanciamiento y de reflexión personal se pudo valorar la necesidad de tener conexiones significativas, la importancia de contar con lazos afectivos y el poder de sentir que uno no está solo, el sentimiento de pertenencia otorga una buena razón para vivir.
La soledad extrema condena y trastorna hasta a la persona más cuerda. La conexión humana es la esencia de la vida.
Los efectos de COVID -19 y la pandemia afectaron a la población más allá de la salud. Muchas personas perdieron su trabajo, otros enfrentaron retos estresantes, abrumadores, en algunos casos provocaron emociones difíciles de entender y de contener.
Los requerimientos de salud pública; como el distanciamiento social, la necesidad del cubrebocas que evitó compartir sonrisas, el cambio radical en la tecnología y los negocios, fueron medidas necesarias para reducir la propagación del COVID-19.
Esas mismas medidas que protegieron, también impactaron a la mente y alteraron los sentimientos. La sensación de aislamiento en casos hasta de incomunicación condujo a incrementar la incertidumbre y frustración que a su vez creo más estrés, depresión y ansiedad
La falta de conexión social y la impotencia por no haberse podido comunicar directa y libremente fomenta el sentimiento de insolación y hundimiento que hoy en día florece en muchos contextos de las relaciones.
La depresión y la angustia se pueden encontrar no solo en adultos, sino que también en niños y jóvenes. Las personas están tristes, enojadas y no entienden muchos de los sentimientos que están vivenciando.
Para poder sanar será importante aceptar y reconocer que se necesita del apoyo y la contención de los unos y los otros. Solo es imposible restablecer y mejorar la sensación de vacío que se encuentra latente en la mayoría de las personas.
El mejor antídoto para poder combatir a la depresión es la expresión. Platicar y ser escuchado, ver y estar en reuniones sociales, retomar el contacto humano es una necesidad y una prioridad.
Las palabras nobles son valiosas, las relaciones humanas son vitales, juntas crean lazos que nutren al alma.
Cuando uno se puede comunicar y tiene forma de expresar sus ideas, pensamientos y sentimientos, su posibilidad es mayor para crear conexiones y sentirse querido condiciones importantes para vivir en plenitud y tener balance emocional.
El no hablar, no expresar los sentimientos personales y sólo remitirse a las redes sociales y los comentarios plasmados en un texto, son cuestiones que contaminan y alienan a la mente. Confunde los pensamientos y de paso aumenta y distorsiona la magnitud con que la información que se escucha y se comprende.
Es fácil perder el balance emocional cuando no hay con quien conversar y no se puede expresar sinceramente lo que se siente.
LA RECETA
Sanando la depresión
Ingredientes:
- Aceptación – reconocer las condiciones actuales y visualizar la necesidad de sanar
- Valor y Compasión – fortaleza para resistir la incomodidad y fuerza para contener el dolor
- Gratitud – aprecio por haber sobrevivido una época difícil y alegara por la vida
- Ojo noble –encontrar nuevas razones positivas para reconstruir y retomar la rutina diaria
- Fe – esperanza y amor por la vida, encontrar el nuevo valor para vivir y cuidarse mejor
Afirmación personal:
Aprecio mi vida y reconozco el valor de poder vivir. Cuido mi salud y cuando lo hago, ayudo al mundo a sanar. Reconozco que la vida es mejor cuando tengo buena compañía. Las personas aligeran y alegran mis días. Poder expresarme me hace feliz. Agradezco cada día que tengo porque sé que la vida es frágil y no es eterna.
Para manejar efectivamente la depresión:
La depresión es causada por la falta de expresión. Es necesario aprender a validar los sentimientos y encontrar la voz interna que tiene la necesidad de hablar y poderse expresar, de lo contrario surge la depresión y se siente que nada importa.
Aceptar y validar la depresión es el camino más directo para poder sanar. Cuando se reconocen los sentimientos personales, la persona puede tomar acciones efectivas para entender y mejorar su condición.
Aceptar la depresión, no quiere decir que hay que festejarla o se tiene licencia para sufrir permanentemente. Aceptar el dolor, es respetar los momentos difíciles de la vida, es poner proporción real y aprender a buscar soluciones que mejoren la percepción de la realidad.
Si permites que la depresión y la angustia te roben la posibilidad de vivir, solo aumentarás tus pérdidas y se multiplicarán las razones para ser infeliz. *Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso escrito del editor y sin citar la fuente. Copyright © 2005-2021 Recetas para la vida© Todos los Derechos Reservados
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