Sandy, la niña más simpática y amigable de toda su cuadra, siempre tenía una risa fresca que contagiaba a cualquiera que se encontrara cerca de ella. Por eso su casa siempre se llenaba de amiguitas y voces alegres. Sandy pasaba sus días ocupada entre la escuela, las tareas, sus clases de baile y su vida social.
Pero en tan solo un par de meses, todo cambió drásticamente. Su energía y alegría se desvanecieron súbitamente y fueron reemplazadas por apatía y llantos. Sandy se quejaba que le dolía la cabeza, se rehusaba a comer y se negaba a salir de su cuarto. Ni siquiera tenía deseos de ver a sus amigas, las cuales no desistían y continuaban frecuentándola; tristemente sin resultados. Su mamá, Tere, intentó todo lo que está al alcance de una madre preocupada por el bienestar de su hija. La llevó a hacerse revisar por una innumerable cantidad de médicos y especialistas. Los médicos coincidían en el diagnóstico. Creían que la niña no presentaba ningún problema físico y que probablemente estaría pasando por una depresión, o quizá estaba demasiado abrumada por todas sus actividades y necesitaba más descanso. También era posible que tuviera problemas con la escuela o con alguna amiguita. En general le recomendaban a Tere que no se preocupara demasiado ya que muchas de estas cosas se pasan con el desarrollo y la madurez. También le aconsejaban que fuera un poco más firme con el horario de ir a dormir y en insistir con que Sandy se alimente bien. A pesar de todos estos consejos, Tere no estaba convencida. Conocía bien a su hija, su temperamento vivaz, sus ojos danzarines y su sonrisa siempre a flor de labios. Su instinto le decía que no se trataba de una depresión o problemas sociales. Tere presentía que algo no estaba bien. Cuando miraba a su hija tenía una reacción casi visceral, mezcla de preocupación, miedo y tristeza. Por ello continuaba consultando con médicos y profesionales.
MAMÁ, TE QUIERO
Quiso la casualidad que Tere se encontrara con su vecino, a quien consideraba una persona digna de respeto. El le recomendó una clínica especializada en nutrición. Tere consiguió una cita inmediatamente. El medico de la clínica, revisó detenidamente a Sandy. No estaba muy convencido de los síntomas que presentaba la pequeña, pero más aun, estaba preocupado por la angustia de su madre. Este doctor estaba convencido que cuando una madre se encuentra afligida por la salud de sus hijos, es sin duda el mejor indicador de que el niño se encuentra verdaderamente enfermo. Por ello, el doctor ordenó una serie de estudios exhaustivos incluyendo radiografías de contraste y una resonancia magnética. No tuvieron que esperar mucho para recibir los resultados; la niña, lejos de padecer de depresión, angustia y falta de sueño, tenía un gran tumor en la parte inferior de la cabeza. Tere se llenó de angustia por su hija. Por otro lado tuvo la confirmación de que no había estado loca, sus instintos no la habían engañado; conocía y entendía a su hija de un modo que ningún profesional podía hacerlo.
Sandy tuvo que internarse inmediatamente y tuvo una operación.
Gracias a la persistencia y a la determinación de esta gran madre, hoy en día Sandy ha vuelto a ser la niña risueña de la cuadra. Sabe que su mamá, la trajo al mundo y le regaló nuevamente su vida, aun cuando nadie le creía.
Ser madre es un privilegio, una gran responsabilidad y una bella profesión que hay que disfrutar.
La Receta
Receta inspirada en mi Madre
INGREDIENTES
- 1 Kilo de Amor incondicional
- 1 Racimo de Caricias
- 3 Cucharadas de Confianza
- 1 Manojo de Tiempo inolvidable
- 2 Gotas de Ejemplo a seguir
- 1 Taza de Paciencia
- 1 Pizca de Risas y Lágrimas
- 1 Chorrito de Noches desveladas
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
MODO DE PREPARACIÓN
Ser Madre, el privilegio más grande de ser mujer. Con el tiempo que nos dedica nos imprime su huella, se convierte en nuestro ejemplo a seguir. Ésa, nuestra mamá que nos regala raíces y nos ofrece a las para volar. Esa mujer, que nos hace sentir la persona más importante del mundo, que nos toma la mano y nos cubre todo el corazón. Dedica su alma, fiel como una guerrera invencible, que lucha sin parar, asegurándose que no nos falte nada. Esa amiga a la cual no es necesario decir que algo nos duele. Esa Mujer que me dio la Vida, que sin importar su cansancio y dolor limpia mis penas. Ésa, eres tú, a la única persona que le puedo decir:
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