Ser un adulto responsable, feliz y sin problemas parece ser un conflicto común y complejo en la actualidad.
Becky Krinsky – Life Coach, autora, conferencista internacional y fundadora de recetasparalavida.com
La realidad es que cada vez más adultos se encuentran atrapados en patrones de comportamiento infantiles, sintiendo dificultad para separarse del hogar familiar y establecer una vida propia. Este fenómeno, que se observa en diversas culturas y contextos sociales, plantea interrogantes sobre las motivaciones subyacentes y las barreras psicológicas que impiden la plena madurez emocional y funcional de muchos individuos en la sociedad actual.
Estadísticas recientes revelan que un porcentaje significativo de adultos jóvenes posponen la toma de decisiones importantes, como el matrimonio, la compra de vivienda propia o la búsqueda de empleo estable, optando por permanecer en un estado de relativa dependencia económica y emocional de sus padres o cuidadores. Este fenómeno, aunque puede estar motivado por factores económicos y sociales, también refleja una resistencia psicológica arraigada a asumir las responsabilidades propias de la edad adulta.
En el complicado tejido de las dinámicas familiares, los compromisos excesivos y la comodidad que ofrece la dependencia, muchos individuos enfrentan dificultades para dar el paso hacia una adultez plena y autónoma.
El proceso de crecimiento y desarrollo se presenta como un anhelo culturalmente aceptado: ser independiente, tomar decisiones propias y asumir responsabilidades. Sin embargo, desde una perspectiva más profunda, la mente humana está influenciada por fantasías y cicatrices emocionales que a menudo dificultan este proceso.
Actuar como un niño pequeño es muy cómodo; se cree ser único y tiene la sensación de que el mundo gira a su alrededor. Los otros no tienen importancia como personas independientes solo viven para ayudarlo, protegerlo y darle lo que este pequeño desea. Los adultos son vistos simplemente como medios para satisfacer sus propias necesidades.
Los “niños eternos” adoptan una actitud en la que esperan recibir o exigir lo que ocupan sin sentir la necesidad de dar algo a cambio. No asumen responsabilidades ni compromisos y pueden hacer berrinches para conseguir lo que desean.
La única relación que estos “niños” pueden tener es consigo mismos.
En contraste, un adulto reconoce que hay otras personas en el mundo con intereses y necesidades propias. Comprende que hay un beneficio de relacionarse con los demás y es consciente de que las cosas no suceden mágicamente; cada uno debe esforzarse por obtener lo que requiere. Acepta que las circunstancias pueden estar fuera de su control y que no todo gira en torno a sus propios intereses. Un adulto asume la responsabilidad de su vida y toma el control sobre ella.
Crecer es dejar de ser un niño y convertirse en un adulto, en una persona que entiende qué su vida está en sus propias manos. Entiende que no se piden las cosas sino que se trabajan por ellas a pesar de que las cosas no siempre se den de la forma que uno desearía.
Un adulto toma riesgos al hacer elecciones difíciles, asume responsabilidades, vive su independencia y reconoce sus errores. Ser adulto forja el crecimiento para levantarse de sus propias caídas sin esperar que venga alguien al rescate. Ser adulto no es fácil pero es la mejor forma de vivir en plenitud y adueñarse de su vida.
La receta
Adulto feliz
Ingredientes:
- Conciencia – Reconocer los pensamientos, emociones y acciones del entorno.
- Responsabilidad – Compromiso a abordar los desafíos de manera personal, ética y proactiva.
- Valor – Fortaleza y determinación para enfrentar los desafíos y obstáculos de la vida.
- Integridad – Actuar de manera coherente con los valores, principios y creencias personales.
- Independencia – Autonomía y la capacidad de tomar decisiones por sí mismos.
Afirmación personal para ser un adulto feliz
Soy una persona responsable de mis decisiones y acepto con dignidad las consecuencias de mis acciones. Vivo en plenitud. Vivo en forma independiente, sin ser carga para nadie. Busco alcanzar mis sueños y sé que tengo que levantarme cuando me caigo o me enfrento con obstáculos. Puedo dejar atrás la culpa, la crítica, el miedo y la indecisión. Reconozco que solo tengo una vida y deseo aprovecharla al máximo. Aprendo a afrontar los desafíos con dignidad y fortaleza, aprendiendo de mis errores. Confío plenamente en mis habilidades y cada día busco encontrar un sentido de dirección y satisfacción en mi vida.
Cómo convertirse en un adulto responsable e independiente:
- Crecer es una responsabilidad y un compromiso personal de todos, no un privilegio de algunos. La naturaleza nos ha diseñado para que toda persona sana y con capacidades plenas pueda independizarse y construir su propia vida. Estancarse en el crecimiento va en contra de las leyes naturales de la vida.
- Cada individuo posee el poder de decidir quién desea ser. Nadie tiene la autoridad para imponer una identidad ajena. Si no estás satisfecho contigo mismo, es posible que las elecciones realizadas hasta ahora no hayan sido las más acertadas, pero siempre hay oportunidad de cambiar el rumbo.
- La adultez representa la culminación de las capacidades, el descubrimiento y desarrollo de nuestro potencial, la lucha por nuestros sueños y la toma de control sobre nuestra propia vida. Es el momento en que reconoce el valor de la vida y asume el rol de protagonista en ella.
“Es esencial aprender a vivir con compromiso, asumir riesgos y responsabilidades, ya que vivir en la comodidad limita nuestro crecimiento y nos impide alcanzar nuestra plenitud personal.
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