El Novio piensa que no hay que tomar en cuenta las necesidades de sus padres, abuelos o hermanos y que las cosas son fáciles y no tienen importancia. La nuera asegura que es su día (lo cual conocido con ella) pero no deja que nadie participe en sus decisiones y trata de controlar hasta los detalles que no son relevantes. Los padres de los novios sienten que quieren ayudar, no solo pagando sino participando con sus comentarios, su experiencia y sus ganas de ayudar. Los invitados insisten que son las personas más importantes para la fiesta por lo que se molestan cuando no los toman en cuenta para decidir a quién invitar, donde sentarse y desde luego la fecha y la hora en la cual sea conveniente para ellos hacer la celebración. En lugar de sentir que se está celebrando una bella ocasión, se siente como que es un drama sin fin donde nadie se siente escuchado.
Becky responde
Las bodas son estresantes porque como describes claramente hay muchas personas y muchos intereses involucrados. Cada uno tiene su punto de vista y casi todos son válidos. ¡Menos la inconsciencia y la falta de prudencia de los invitados!
Más que ver la boda como una bella celebración, sería importante reconocer que lejos de ser una simple fiesta con miles de pendientes y detalles. Las bodas son una mezcla de múltiples emociones que se intersecan y hacen corto circuito provocando angustia, malentendidos y muchos pleitos familiares.
Justificando a los novios:
Les viene un cambio de vida con nuevas responsabilidades y obligaciones. Surgen miedos y dudas por la incertidumbre. Sienten emociones fuertes construir un nuevo hogar, dejar a los padres, fantasías y expectativas para un mejor porvenir… cambios, cambios y más cambios.
Entendiendo a los padres de los novios:
Muchas veces ellos están haciendo un esfuerzo tanto económico como emocional para darles a sus hijos todo lo que ellos les pierden y, aún así, sienten que nada es suficiente y son poco agradecidos. Además, sienten gran impotencia y frustración ya que no los dejan opinar y los limitan hasta con el número de invitados que pueden tener. Por si fuera poco, también sienten una lluvia de emociones al ver que sus hijos se van de la casa y emprenden su camino. Muy emocionante pero aun así se siente dolor por la separación. Aceptar que finalmente después de toda una vida de cuidados y dependencia salen de la casa para formar un nuevo hogar es un momento importante y necesario pero difícil. Nada malo en eso, pero hay que reconocer que son emociones fuertes y muy difíciles de manejar.
Ubicando a los invitados:
Uno tiene el derecho de aceptar o rechazar la invitación, pero en ningún momento tienen derecho de exigir a quien, cuando y por que deben de ser invitados. Es increible querer compartir los festejos con familiares, amigos, colegas, hermanos, etc. Pero… ni pagan, ni aportan ni pueden exigir a pesar de que sienten el derecho de poder reclamar, opinar y sugerir que es lo que deberían de hacer. Una invitación a ser parte de la celebración es un elogio y un reconocimiento del cariño, el respeto y los deseos de incluirlos en su vida. Se les aprecia para compartir una celebración, pero hasta allí llega su posición.
Las bodas deberían de ser un momento mágico, bello y especial, hay que cuidar los pequeños grandes detalles porque después de todo la boda termina en un par de horas, las relaciones que se lastiman o se protegen, duran para toda la vida.
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